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Moda al ritmo de Carmen Steffens

Con 550 tiendas en 18 países, la reconocida casa de moda brasileña es un gigante latino del lujo que ha cautivado a mujeres de gran estilo como Madonna y Eva Longoria, creando una marca original en la región que está dirigida por una pareja tan amorosa como ambiciosa.

Desde las capitales del estilo de vida jet set, como Cannes, Las Vegas y Punta del Este, hasta las principales ciudades de Latinoamérica como Buenos Aires, Monterrey, Santiago y Panamá, Carmen Steffens ha salido del corazón de Brasil para conquistar el mundo con su estilo inigualable. Establecida hace 24 años por Mario Spaniol, un visionario empresario del cuero, y bajo la dirección creativa de su fantástica esposa, Monalisa Spaniol, su historia es una de éxito, compromiso y sofisticación.

De Franca con amor

Mario Spaniol, de 62 años, llegó a la ciudad industrial de Franca, en el interior del Estado de Sao Paolo, a principios de la década del 80, motivado para dejar su marca en el negocio del cuero y el calzado que predomina en el área. Es la ciudad con el quinto mejor nivel de vida de Brasil, y a pesar de estar llena de fábricas de todo tipo, su ambiente es relajado, cómodo y rodeado de enormes campos verdes donde crecen bosques y el maíz para la envidiable industria brasileña del etanol. Él viene de una modesta familia de origen alemán de otra provincia, Río Grande del Sur, en la frontera con Uruguay, una ascendencia que sigue viva en su alemán fluido y en su porte teutón que es imponente y amigable a la vez.

Y precisamente ese lado germano le fue de gran utilidad cuando decidió crear Carmen Steffens: a principios de los 90 estuvo durante seis meses en Italia haciéndose pasar por un empresario de Alemania (¡si hablaba en portugués y decía que era brasileño no lo tomarían tan en serio!) para conocer todos los procesos de fabricación de las mejores casas de moda. Diez años antes había fundado su primera empresa en Franca, Couroquímica, una curtidora enfocada en crear cuero de primera para la fabricación de productos, pero a pesar de su éxito se sentía frustrado y quería algo más.

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Mario Spaniol en una gira por la planta de Cuoroquímica en Franca, Brasil. Su maquinaria importada de Italia le permite darle cualquier acabado, color o textura al cuero, el cual obtienen de un proveedor local.

Inspirado por íconos como Chanel y Prada, Mario Spaniol se adentró en el mundo de la moda, fundando su marca propia en 1993. “Carmen Steffens es el nombre de mi madre. Había notado que las marcas más lujosas tenían el nombre de alguien, el de su creador o de alguien inspirador, y me pareció perfecto usar el de ella, tanto como en homenaje como para proyectar credibilidad”, comenta el empresario. Y la tradición continuó con la línea masculina de la marca, Raphael Steffens, inspirada en un abuelo materno cariñoso y de gran carácter.

Pero los primeros años fueron extremadamente difíciles. Aunque tenía un buen nombre y un respaldo industrial, el ADN de la marca era inexistente. Le faltaba esa creatividad que representara su visión de la moda femenina. Afortunadamente no le tardó en llegar.

La encarnación de la marca

Monalisa Spaniol fue directa cuando su esposo Mario le preguntó su opinión sobre sus primeras colecciones de zapatos y carteras: “¡No me gustan y no usaría ninguna!”. Su espíritu creativo y empuje profesional fueron la base para su rol de diseñadora de modas autodidacta, y desde 1995 se convirtió en la directora creativa de Carmen Steffens.

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Monalisa Spaniol con su equipo de diseño respondiendo preguntas de periodistas de la región.

Con Mario en el papel administrativo –el cerebro, si gustan– y Monalisa manejando todo el diseño –el corazón, sin duda– la casa comenzó su ascenso a la estratósfera de la moda. Monalisa también es el cuerpo de la marca, ya que su imagen personal es la vitrina ambulante de sus diseños: segura de sí misma, elegante, en forma, con un cabello en corte asimétrico multicolor (ahora en rojo y rubio) y una estampa a la cual lucen los brillos de Swarovski, los animal prints, las prendas de cuero y los tacones vertiginosos.

Para ella, la mujer Carmen Steffens está bien definida: “es diferente. Quiere más. Aprecia la exclusividad. Nuestros productos tienen estilo, un brillo propio, y eso la exalta o hace que se sienta especial, única. Nuestra variedad permite apelar a todo tipo de mujeres, y hay algo para ellas en cada colección. Pero sin duda alguna la mujer que tiene el ADN de CS es aquella que cuando llega a un lugar se hace notar, como diciendo ‘¡he llegado!’”, afirma la diseñadora. Sin embargo, no tienes que ser una modelo de pasarela o de cierta edad para lucir con el look de la marca, ya que sus clientas van desde mujeres jóvenes hasta abuelas modernas que, sean conservadoras o más arriesgadas en su imagen, encuentran en sus diseños productos de calidad que las hacen sentir femeninas y empoderadas.

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La atleta olímpica y modelo de Paraguay, Leryn Franco, es una de las caras favoritas de la marca.

Monalisa y Mario tienen dos hijos: Bruno, abogado quien se está preparando para ser juez, y Luisa, una niña adolescente que proyecta toda la creatividad de sus talentosos padres. Mario también tiene dos hijos de su primer matrimonio: Fernando, un destacado cirujano maxilofacial, y Gabriel, quien durante nueve años supervisó la expansión internacional de la marca y que ahora está encargado del mercadeo digital, división que representa una parte importante del futuro de Carmen Steffens. Marido y mujer han encontrado la manera de trabajar juntos, cada uno destacando en su especialidad y viendo a su empresa como un proyecto de vida mas que como un negocio.

Lujo latino, calidad europea

Sea en su flagship store en Rua Oscar Freire en Sao Paulo, una de las zonas más exclusivas de la capital paulista, o en su elegante showroom de su fábrica en Franca, Mario y Monalisa Spaniol han creado un imperio internacional de moda cuyo valor millonario se sustenta en dos claras premisas: alta variedad con un volumen moderado de productos en sus 11 colecciones anuales, y una fábrica con un sistema industrial flexible que funciona como un reloj suizo.

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La boutique flagship de Carmen Steffens en Rua Oscar Freire en Sao Paulo.

Al igual que las marcas top europeas, Carmen Steffens controla la producción de la mayoría de sus materias primas, lo cual garantiza un producto de mejor calidad a un costo más accesible. “La mayoría de las personas que trabajan aquí tienen 12 años con nosotros. Los que cortan el cuero, más de 30. Ya están especializados. Tienen el feeling y la experiencia”, agrega orgulloso Mario con una sonrisa. Esa movida de cantidades limitadas de productos de alta calidad resumen la exclusividad de la marca, haciendo que sea poco probable que una mujer encuentre a otra con la misma cartera o zapatos en su propia ciudad. No sorprende que otros conglomerados internacionales de moda hayan puesto el ojo en Carmen Steffens, ofreciendo adquirir la empresa, pero lo que sí sorprende es la respuesta rotunda de su creador: “¡Es el nombre de mi madre! No voy a comprometer algo tan personal. Además, ¿qué voy a hacer con mi tiempo? ¡Monalisa y yo nos aburriríamos estando todo el día en la playa!”.

En la fábrica de CS en Franca el cuero manda, y según la creatividad de Monalisa Spaniol para cada colección, la marca tiene la capacidad de reproducir cualquier color, textura de piel animal y acabado (¿cocodrilo azul? ¡no hay problema!) en el refinado cuero brasileño que utilizan. La única que compran en el exterior es la súper exclusiva piel de pitón, la cual proviene de Indonesia, país donde el animal es consumido como alimento (así como las vacas en Brasil).

Productos como las carteras de Carmen Steffens cuentan con una etiqueta con el nombre de la supervisora de control de calidad que aprobó la integridad del producto antes de ser enviado a la tienda. Cualquier molestia o imperfecto, el cliente tiene un responsable o alguien a quién acudir. Esto es un nuevo nivel de atención personalizada.

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En el centro de control de calidad de Carmen Steffens cada producto es revisado y etiquetado por una persona para validad su integridad antes de ser enviado al cliente o a la tienda.

Mario Spaniol explica que marcas como la popular Michael Kors, un fenómeno de la moda desde su punto de vista, producen un millón y medio de carteras en cinco colores por colección. En el mundo CS eso no aplica, y el hecho de que ellos hagan 800 carteras por colección para 18 países, algunos modelos de hasta solo 200 ejemplares, permite que el producto y la que lo use destaquen más y sean originales. Y ellos hacen 11 colecciones al año, cada una diferente a la anterior.

Con más de tres millones de “CS Lovers” en Brasil solamente, la popularidad de la marca también ha crecido en todo el mundo en años recientes, captando el ojo de mujeres a la vanguardia de la moda. Las icónicas cantantes Madonna y Mariah Carey adoran sus zapatos y carteras, al igual que la siempre simpática Drew Barrymore, la top model Adriana Lima, la refinada Eva Longoria y la despampanante argentina Susana Giménez, para nombrar algunas.

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Esta CS Lover de Uruguay es una abuelita que ha encontrado su look personal en la marca.

Gran parte del trabajo de los Spaniol consiste en viajar, ya sea para la alfombra roja de una premier, en las semanas de la moda internacionales, en la apertura de otra de sus boutiques alrededor del mundo o para refrescar la mente con nuevas tendencias. Al momento se disponen a realizar una gira por el Mediterráneo y el Medio Oriente, lugares donde el estilo glamoroso de la marca ofrece un encanto especial.

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Monalisa y Mario Spaniol viven su marca y el negocio familiar que han creado.

La estrella de Carmen Steffens seguirá en ascenso, sin duda alguna. Y todas aquellas que son seducidas por su encanto ahora pueden sentir orgullo de vestir un diseño hecho y producido en Latinoamérica con la máxima calidad y lujo. Porque al igual que en el fútbol, poco a poco los latinos se están convirtiendo en el nuevo referente.

Fotografías cortesía de Carmen Steffens.