Return to site

El nuevo nuevo periodismo

Mientras periodistas activos y aguerridos son atacados por sus motivaciones y credenciales profesionales, uno reflexiona sobre la nueva realidad del nuevo nuevo periodismo.

Aprendizaje y cambio

Estudié periodismo a finales del siglo pasado. Cuando comencé a trabajar en revistas en el año 2000 la manera de redactar y de publicar había sido casi la misma por casi cien años. En esa época todavía se valoraba y enseñaba sobre la vanguardia del periodismo conocida hasta entonces, lo que llamamos el “nuevo periodismo”, una revolución sucedida en Estados Unidos durante 1960 en la cual periodistas y escritores decidieron salir del esquema tradicional de hechos fríos servidos en orden prioritario y comenzaron a combinar sus reportajes con elementos de la literatura, suavizando la objetividad con perspectivas más subjetivas.

Truman Capote y su libro “A sangre fría” fueron la maqueta, llevando hasta otras figuras como Gay Talase, Tom Wolfe, Hunter Thompson, y revistas como Vanity Fair y Esquire, a contribuir a este movimiento, que en Latinoamérica también contó con Gabriel García Márquez y SoHo, ambos de Colombia. Jon Lee Anderson es otro exponente más contemporáneo que incluso ha venido a Panamá a ofrecer talleres y demás a periodistas locales.

Pero como a mediados de los dosmiles comenzaron a aparecer las páginas web y las redes sociales. ¡Y los blogs! La democratización de la comunicación había llegado y ahora de verdad todos podían ejercer su derecho a la libre expresión… y con un alcance global, además. El poder mediático de los medios tradicionales de radio, prensa escrita y televisión estaba cambiando, para no decir disminuyendo, debido a que ahora las personas recibían su información de fuentes formales e informales que les daban más perspectiva sobre los hechos para que cada quien se formara su propio juicio.

No tuve un profesor universitario que me enseñara sobre cómo aplicar preceptos del periodismo –nuevo o viejo– a contenidos para páginas webs y blogs, pero en la praxis eso fue lo que hice, gracias a que cada vez había más personas, potenciales clientes en realidad, que requerían de un redactor profesional para comunicar sus productos, servicios y mensajes. Digo esto porque, en la actualidad, este esquema representa una fuente de ingresos para periodistas o personas que se dedican a escribir profesionalmente. Conozco por lo menos media docena de colegas que en años recientes fueron liberados de sus contratos con periódicos…

En la década de 2010 cobraron auge las redes sociales, y ahí sí se sintió un cambio de paradigma en los medios, debido a que mientras miles de millones abrían cuentas en Facebook y LinkedIn los medios tradicionales comenzaban a reducir sus ganancias a falta de suscriptores, lectores, televidentes y radioescuchas. La masa ahora podía ver noticias y reportajes en sus teléfonos inteligentes consultando nuevas fuentes, unas más fidedignas que otras, dejando a los grandes periódicos y noticieros en un nuevo segundo plano.

Nuevo aprendizaje por un nuevo cambio

Hace un par de meses, surfeando canales en la televisión por cable como ahora pocos hacen, me encontré en NextTV a José Blandón padre criticando a Flor Mizrachi y a Mauricio Valenzuela por sus respectivos trabajos periodísticos recientes, en los cuales ellos a su vez criticaban a figuras públicas envueltas en escándalos de corrupción, como Ricardo Martinelli, dueño del canal de televisión antes mencionado. Blandón cuestionaba el fondo y la forma de reportar de estas dos personas, alegando que eran poco profesionales y que no basaban sus comentarios en hechos concretos.

Sentí que estaba viendo al Titanic hundirse. Sentí que estaba viendo a una momia antigua hablando sobre el presente sin conocer a cabalidad cómo habían cambiado las cosas desde que la desenterraron. Sentí que existe una generación de personas que no entienden, y que probablemente no entenderán hasta su muerte, las nuevas maneras de informar, propias de la contemporaneidad digital, basadas en los preceptos clásicos del periodismo.

Opino que lo que yo llamo el nuevo nuevo periodismo, ejercido en Panamá por Valenzuela y Mizrachi a su manera respectivamente, es más dinámico, directo y positivamente irreverente; en el la opinión del periodista en torno a los hechos es clara, algunas veces parcial, e igualmente basada en hechos e investigaciones.

Mizrachi, que es un par de generaciones menor de mi misma carrera de comunicación y alma mater, empezó en La Prensa y poco a poco fue destacando, manifestando su carácter inquisitivo y crítico en la entrevista Knockout, en la cual sin pelos en la lengua hacía las preguntas más difíciles a las personalidades más influyentes. Años más tarde, y con una reputación establecida, hizo el salto a la televisión con sus Glosas EcoTV, trayendo el mismo espíritu a sus notas cortas del día.

broken image

Valenzuela, por su parte, es un fotoperiodista (o sea que toma fotos y escribe y de esos hay pocos) que dirige los medios independientes de Claramente y FocoPanamá, los cuales han crecido en popularidad en los últimos años gracias a sus glosas, notas, reportajes y videos. Un poco menor que Mizrachi, trabajó primeramente en el Panamá América y ha realizado coberturas como corresponsal para medios tan distinguidos y agencias como Associated Press, Xinhua y The New York Times. Él también colabora con Concolón, otro proyecto informativo panameño conformado por periodistas que, de haber nacido 20 años antes, estuvieran metidos de lleno en el ahora viejo nuevo periodismo.

Mizrachi incomoda a Blandón y a otros políticos como él porque sus preguntas son directas, y su uso sutil de la ironía en algunos intercambios durante sus entrevistas es algo inesperado que suele sacar de base tanto al entrevistado como al lector. En sus glosas televisivas ella mira a la cámara con ojos serios de indignación, una indignación que ella siente primeramente como ciudadana, y que hace que sus televidentes se conecten con ella y la sigan porque comparten esos sentimientos ante los hechos. Valenzuela es quizás un poco menos formal, su sarcasmo es más crudo, pero su alcance informativo es mucho más profundo, ya que reportajes investigativos, coberturas in situ y los contenidos de sus plataformas mediáticas siguen la línea moderna de tener un nivel gráfico depurado y usar muchos videos cortos y fotos de archivo.

Tanto Valenzuela y Mizrachi han sido criticados e insultados públicamente por los políticos que, al igual que todos nosotros, viven de nuestros impuestos y por su posición pública están abiertos al escrutinio de los medios. Zulay Rodríguez, diputada y en algún momento profesora universitaria mía de derecho en los medios, ha convertido lo que en 1998 aprecié como una energía activa en una fuente de xenofobia, juega vivo y politiquería; ella ha sido de las más virulentas en sus ataques a los medios y a los dos colegas en cuestión.

Ricardo Lombana, por otro lado, entiende mejor las cosas y respeta el papel que estos periodistas ocupan en la palestra nacional. Lombana también fue profesor en mi universidad, y quizás su trabajo como primer lector y representante de la libertad de expresión ante la Defensoría del Pueblo para La Prensa, puesto que tuvo desde 2003 durante unos años, ha contribuido a su mentalidad más sensata y sus comunicaciones más mesuradas.

Las críticas de Blandón y Rodríguez a Valenzuela y Mizrachi me parecen especialmente tontas porque, al ver cualquiera de las Glosas en EcoTV o reportajes en FocoPanama lo que estos periodistas denotan es un manejo claro, frío, sistemático y ordenado del acontencer noticioso, haciendo lo que CNN y otras cadenas han señalado como “Keeping them honest”, o manteniéndolos honestos, refiriéndose al uso de la información para ver el cumplimiento de las declaraciones y promesas y acciones de los servidores públicos, lo cual ayuda al público a validarlas con los acontecimientos actuales.

Valenzuela también ha sido criticado por su método guerrilla, por así decir, de reportar ciertas coberturas. En meses recientes estuvieron los casos de la cena en La Fragata y el encontrón con Martinelli afuera de un bar restaurante. En ambas situaciones sus detractores lo acusaron de intervenir más que reportar, y en ambos casos él llegó antes que cualquier otro medio. Sí, el periodista no ha de ser parte de la noticia, ni tampoco ha de alterar los datos ni reportar mentiras; por eso le recomendaría cierta mesura a Valenzuela, pero al mismo tiempo aprecio su brío, valentía o cojones por hacer y decir lo que otros medios y periodistas no dicen ni hacen… dentro del parámetro de lo correcto y legal.

El periodismo tiene varios géneros: noticia, artículo, reportaje, columna, editorial y entrevista y crónica, siendo unos netamente informativos y otros de opinión. En una sociedad contemporánea de mash ups musicales que combinan lo viejo con lo nuevo, y en la cual Fulatino de Tal tiene una cuenta en Twitter en la que puede informar o desinformar, es entendible que los periodistas de ahora combinen estos géneros para hacer uno propio que obtenga mejores resultados; ya no es solo una mera noticia o reportaje, es un reportaje/editorial o una columna/entrevista, y esto satisface a la mayoría de la población que es joven y que creció con nuevas ideas y esquemas.

En resumen, el nuevo nuevo periodismo editorializa, brinda información con opinión, y el truco para el periodista es basar sus opiniones en hechos concretos más que en posturas extremas, apelando a la sensatez del público que ahora puede comparar fuentes como nunca antes para formar sus criterios.