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El Casco Viejo de Chingui

Una nueva exhibición en El Centro Cultural la Casa del Soldado revela el talento creativo que no suele apreciarse en galerías o museos formales.

El presentar sus obras en una galería establecida o mejor aún, en un museo, representa la más clara señal de haber logrado cierto nivel de éxito y de pertenecer al establishment cultural de su contexto para la mayoría de los artistas. Este mérito es real e indiscutible, y forma parte del esquema convencional de producción-promoción-comercialización del arte a nivel mundial. Dicho en pocas palabras: ¡si expusiste en un espacio de arte formal ya estás hecho! O por lo menos en parte.

Sin embargo, no todos los artistas o personas que producen arte (con concepto y expresión personal, no con meros fines decorativos o de entretenimiento) poseen las conexiones o las oportunidades para lograr que su obra sea vista y apreciada por un público más amplio, o incluso internacional. Y artistas como estos, que llevan años produciendo en privado o por encargo, a su propio ritmo y logrando beneficios económicos modestos, abundan en cada país y son como géiseres de creatividad que sorprenden cuando muestran una voz propia sin pretensiones.

Resaltar el trabajo de artistas como estos en Panamá es el propósito detrás del proyecto En una Papa, establecido por la artista española residente en Panamá Pilar Moreno, y llevado a cabo en el Centro Cultural de España-Casa del Soldado, un nuevo bastión para las artes locales gracias a la diversidad, constancia y calidad de sus programas y actividades. Moreno ha llevado a cabo, en el transcurso de un año, talleres que ha permitido que varios artistas desarrollen o enriquezcan su obra o su técnica.

Manuel Sacramento, alias “Chingui”, o también conocido como “Chingi Manía”, ha sido parte de este movimiento, y él fue elegido para la primera exhibición propiamente dicha de artistas participantes de En una Papa. Uno de los salones multiusos de la Casa del Solado, que ha sido biblioteca, sala de conferencias y reuniones, hasta escenario para presentaciones musicales, ahora fue reestructurado como una galería de arte para mostrar más de 40 obras salidas de la mano y la mente de Chingui, un personaje del barrio que con su talento y encanto se ha ganado a muchos amigos en el mundo del arte local y extranjero.

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Chingui es un residente el área, para ponerlo llanamente. Nació en Chorrillo y en el año 2000 cruzó los muros imaginarios y se estableció en diferentes casas y espacios de San Felipe. A pesar de no tener un trabajo formal, y que en momentos oscuros de su vida ha sucumbido al abuso de drogas, su actitud positiva, claridad de expresión y, más aún, su talento en el dibujo, le fue ganando poco a poco el aprecio de sus vecinos y, por qué no, de sus colegas artistas.

De hecho, esta no fue su primera exhibición. Esta se llevó a cabo años atrás en el hoy desaparecido espacio cultural de La Casona de las Brujas, establecido en el barrio por las artistas Blanca Davalos y Yiyi Barra. Otro espacio de arte que contribuyó a la obra de Chingui fue Diablo Rosso, galería dirigida por el curador Johann Woolfschoon y socios, entre los cuales está el artista Miki Fábrega. Al igual que La Casona, Diablo Rosso tuvo varias ubicaciones dentro del área de San Felipe, y ambos espacios con sus eventos y exposiciones jalaron a un público más joven y curioso al barrio, nivelando la oferta y demanda antes generada por las galerías establecidas y tradicionales ubicadas en el centro moderno de la ciudad.

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Para Chingui, estos dos lugares representaban su ideal de una galería de arte o de un espacio expositivo digno de un artista de renombre. Interesado por conocer el trabajo de los talentos expuestos, y en el mejor de los casos a los artistas en sí, su presencia era tan frecuente que llegó a entablar amistades con ellos, e incluso a venderles piezas suyas. Al momento existe una búsqueda para ubicar obras “chinguísticas” que hayan salido del país como parte de este intercambio informal.

Uno de los que conoció entonces fue al curador guatemalteco Emiliano Valdés, actualmente curador jefe del Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm). Valdés, quien en el pasado había curado una muestra en Diablo Rosso y quien ha pasado temporadas en el istmo, fue a quien Pilar Moreno llamó a la hora de elegir a la persona encargada de la curaduría de la muestra de Chingui, la cual fue presentada simplemente como Manuel Sacramento “Chingui”: El Casco Viejo.

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Como su título lo dice, la muestra se concentra en presentar obras de Chingui alusivas o con la temática del Casco Antiguo, un barrio que él conoce como pocos. Su técnica es mixta, aunque sencilla, usando plumas, lápices, témpera o acuarelas sobre varios soportes a base de objetos encontrados, como pedazos de cartón, madera, tableros viejos y papel de cuaderno. En cada obra el artista destaca, con una perspectiva arquitectónica clara, el estilo, color y ubicación de casas y edificios históricos, proyectando un cariño y aprecio profundo por los espacios de este barrio.

Una de las secciones de la muestra que más sorprende es el mapeo de memoria que el artista hizo de las principales calles de San Felipe. Durante una convalecencia larga en el hospital por una pierna rota, Chingui listó las calles y principales edificios del área, incluyendo detalles de color y elementos decorativos como flores y plantas. En otras obras incluye textos reflexivos conectados con vivencias personales alrededor o en determinados edificios o espacios. La antigua comandancia/cuartel de las Fuerzas de Defensa en el Chorrillo, mostrado por sí solo y en el contexto de la invasión de 1989, comparte la pared con la pintoresca Catedral Metropolitana; una escena de un atropello y otra una retroexcavadora durante la puesta de los nuevos adoquines en las calles del área, hace unos años, complementan a los dibujos de casas coloridas para una visión más completa y objetiva de la zona.

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Parte del mapeo del barrio que el artista hizo de memoria.

Todo esto me recordó a un libro con el cual colaboré en 2012: San Felipe: Sus costumbres y su arquitectura, de la también artista poco reconocida Ida Vallarino. Ella se ha destacado por hacer lo que ella llama “relieves”, que son dioramas o maquetas elaboradas de las casas del barrio en el cual nació y creció. El libro incluye las fotos de sus obras, que a su vez recogen, casa por casa, la estética y diseño de edificios y monumentos como ella los recuerda de su infancia. Como muchas de esas casas ya no están en pie o han sido remodeladas, su libro sirve como un mapa personal y de valor histórico de un barrio que tuvo un momento de gloria, una decadencia extendida y un resurgimiento paulatino como atractivo turístico.

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Fotos en miniatura de los relieves hechos por Ida Vallarino y publicados en su libro, junto a su ubicación en un mapa del barrio.

Las piezas de Vallarino incluyen anécdotas personales sobre cada lugar, al igual que el trabajo de Chingui, y ambos compartieron/vendieron sus obras fuera del circuito formal de las galerías de arte. El elemento común, aunque ella sea parte de la clase patricia y él un hijo del arrabal, es que ambos coinciden en su inspiración por el encanto de San Felipe.

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Ejemplo del contenido del libro de Vallarino, aquí mostrando la casa donde creció. Se dice que Chingui se mudó de el Chorrillo a San Felipe en busca de su madre, la cual no lo crió.

Chingi Manía, como él firma la mayoría de sus obras, también es conocido por dibujos con personajes fantasiosos, muchos de ellos animales (le gustan los ratones); de hecho, el nombre del programa En una Papa surge de uno de sus trabajos, atractivos por sus situaciones surrealistas tanto como las obras de esta muestra destacan por su elemento arquitectónico. Estos elementos demuestran la capacidad creativa del artista y su sapiencia técnica autodidacta.

El evento de inauguración fue un lleno total, casi agotando el espacio para el público. Chingui estaba presente, sonriente y contento, conociendo y saludando a todos los visitantes, entre los cuales estaban artistas tan relevantes y disímiles como Olga Sinclair y Jonathan Harker. La cineasta Ana Endara documentó la escena para una futura difusión. Hablaron el embajador de España en Panamá, Emiliano Valdés y Pilar Moreno, a manera de bienvenida y descripción del proyecto; pero las concisas y emotivas palabras del artista fueron las que más conmovieron y llegaron al público. “¡Esto para mí es como una graduación!”, exclamó agradecido.

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