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¡Más cerveza, por favor!

Pocas cosas se comparan con el sublime gusto de una cerveza bien fría... la frescura que invade el paladar al primer sorbo, el sabor particular de la marca preferida y, por supuesto, la sensación de bienestar y buenos ratos que acompaña a esta milenaria bebida. Cada poción alcohólica tiene su fanaticada, y los cerveceros dan la impresión de ser como los hinchas del fútbol porque están en todo el mundo, aparentando una mayoría. Los bebedores de ron serían más como los beisboleros, reconocidos mundialmente por sus proezas pero vistos como algo regional; los amantes del whiskey serían como los atletas olímpicos, representando un nivel superior de destreza, mientras que los tomadores de vodka podrían verse como los corredores de maratón, seguidores de algo más individualista pero de lo que en realidad cualquiera puede participar si es necesario.

Estudios de mercado en países como Panamá y Colombia, dos buenas referencias del panorama latinoamericano, proyectan que la cerveza es y será uno de los productos de consumo masivo más vendidos de aquí hasta el final de la década, un fenómeno que se percibe en todos los estratos sociales. Hoy en día es imposible decir que una cultura toma más que la otra, porque un inglés en un pub contra un latino rural en una pelea de gallos podría verse como una contienda pareja. Así que independientemente de los hábitos de consumo, el común denominador es que universalmente compartimos el gusto por beber, en especial cerveza, quizás por su diversidad de sabores y su capacidad de mantenernos disfrutando más de ella antes de quedar noqueados o tirar la toalla.

Así que a pesar de que puedas comprar vodka de miles de sabores o rones y whiskeys añejados por docenas de años, el poder adquirir más variedad de cervezas a un costo más económico sigue pesando a favor de este preciado brebaje, el cual ahora está disponible de una manera más divertida para todos.  

Recetas del corazón    

Panamá demostró su profundo amor por la cerveza recientemente con no uno, sino dos festivales en su honor. El Microbrew Fest es la fiesta de la cervecería artesanal, o las micro brews, en el que cerveceros independientes mostraron sus recetas más personales y llenas de carácter propio; marcas como Casa Bruja, con un excelente branding y manejo empresarial (Chivo Perro y Bruja Insurgente son dos de sus sabores) ha sido de las pocas que pasó de ser un experimento elaborado entre amigos a un negocio comercializado con productos que puedes adquirir en bares y supermercados. Con un público nutrido y dispuesto a pagar más por la calidad artesanal de estas cervezas, el evento sigue creciendo y creando vínculos con la comunidad internacional.

El Beerfest Panamá fue algo más ambicioso con presencia de todas las cervecerías, desde las más grandes e internacionales hasta las más artesanales y locales. Ambos eventos se dieron en menos de un mes de la temporada de verano, y ambos tuvieron un lleno total que ha ido incrementando desde que comenzaron a realizarse hace un par de años. Dudo que un evento masivo de ron o vodka tenga la misma respuesta del público, y de emularse en Guatemala o Venezuela, creo que el resultado sería el mismo.

La popularidad de las cervezas artesanales, cuyos seguidores poseen la lealtad y el amor que uno suele apreciar en los adeptos a un culto, ha reinventado la manera como se toma y entiende a la cerveza. Existe tanta cantidad de nuevos sabores y recetas que explorarlas todas, si uno es fanático, resulta emocionalmente embriagador. Vale aclarar un punto: los amantes de este tipo de productos están más por el gusto y la curiosidad que por la rumba y el coma etílico; los que la preparan son como científicos locos o chefs exigentes, orgullosos de compartir sus creaciones, mientras que los degustadores se sienten cuales catadores que pueden apreciar el aporte de lúpulos especializados, los detalles de recetas modificadas (¿sabes qué es una I.P.A?) y no se enojan cuando les sirves una pinta con dejo de chocolate o ají picante.

El resto de los bebedores comunes también se ha beneficiado de esta moda. Las cervecerías grandes quieren competir, y por eso han lanzado productos nuevos o reforzado sus recetas originales. Y las estadísticas comentadas al inicio reflejan esto: el tomador de cerveza hoy tiene más opciones para su gusto, ya sea que compre una cerveza de lata de cincuenta centavos en la tienda de la esquina, o que se beba una artesanal de cinco dólares en un bar de moda. Gracias, Baco, por la inspiración.     

Publicado en Revista Caras Centroamérica, edición mayo 2016.