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La pureza rockera de AC/DC*

Descubrimiento inapropiado

A mediados de la década de los ochenta, durante la parte más tierna de mi infancia, me encontré a mí mismo descubriendo el advenimiento de MTV. Uno de los primeros videos que recuerdo empieza en blanco y negro, con un tipo en un pueblo inglés sombrío arreglándose para una cita con una dama, la cual recuerda a la despampanante modelo de la década, Samantha Fox. El tipo pasa a una farmacia y compra condones –que en ese entonces no sabía qué eran– y cuando por fin llega a la casa de ella, listo para algo, el ambiente se torna tecnicolor para mostrar un espectáculo de mujeres en trajes pequeños de cuero montando bicicletas estáticas en las que muestran sus escotes y nalgas. Ellas rodean a un grupo de cinco tipos tocando rock & roll con una energía y un ritmo únicos, que a pesar de mi inocencia me resultaron pegajosos y atractivos. Había descubierto a AC/DC.

El video era para la canción You shook me all night long, título que puede traducirse como “me agitaste toda la noche”. La última toma es una pantalla dividida en dos horizontalmente; de un lado, en blanco y negro, está el protagonista sosteniendo unas botellas de guaro con una cara de resignación, y del otro está la mujer, a todo color, levantando una pierna hasta su cabeza con una sonrisa y dos tetas apretadas. El track dura tres minutos, sección de tiempo que en el mundo de la música popular es considerado el tiempo perfecto para encantar, enganchar y satisfacer a los radioescuchas. ¿Acaso se podría pedir una pieza más perfecta de rock?

Seguí descubriendo a este grupo poco a poco en mi infancia rockera. El primer disco que compré de ellos, que de hecho fue un casette, fue el The Razor’s Edge de 1990, el cual arranca con el irrepetible riff de Thunderstruck. Después, para mi cumpleaños número trece, pedí y recibí el AC/DC Live, mi primer concierto doble en cedé que recopilaba con gran energía en directo sus temas más populares hasta el momento. Aunque a esa edad ya me consideraba en experto en Iron Maiden, Def Leppard y Metallica (y a pesar de que en ese mismo cumpleaños también pedí el Unplugged de Eric Clapton y el Funky Divas de En Vogue) sentía una conexión especial con la fórmula tan eficiente de AC/DC.

Ahora de adulto con más perspectiva, y como músico que ha grabado casi una decena de discos de diferentes tipos de rock en veinte años, quería hacer un pequeño ensayo/artículo de opinión/entrada de blog sobre la genialidad de esta agrupación y lo que, en mi visión, representa su aporte al acervo rockero del mundo mundial.

La esencia de las cosas

Este invento moderno al que llamamos “rock ‘n’ roll” no es más que pura rebeldía, energía y hormonas inquietas. El lamento heredado de los afroamericanos expresado en el blues fue transformado por el hombre blanco, acelerándolo y agregándole un toque de melodía para que fuese más amigable y menos melancólico. Este invento netamente estadounidense, al igual que el jazz, fue depurado y ensalzado por los europeos, sobre todo los ingleses, siguiendo una cadena que hoy todos conocemos: Muddy Waters y Robert Johnson; Chuck Berry y Elvis Presley; los Beatles y los Rolling Stones; Cream, Black Sabbath, Led Zeppelin, Pink Floyd… etcétera.

Maestros ingleses de la guitarra como Eric Clapton, Jimmy Page, Jeff Beck e incluso Keith Richards deben su carrera y fortunas a el sufrimiento de los descendientes de esclavos que habitaban el delta del río Misisipi, y tal es el caso de los hermanos Angus y Malcolm Young. Ambos nacieron en Escocia, país que para los británicos antes mencionados, todos residentes más cercanos a la capital de Londres, era una provincia de gente rural o no tan elevada culturalmente (Page estudió artes plásticas; Richards era un chico de los suburbios). En los sesenta la familia Young se mudó entera (¡ocho hermanos!) a otro recoveco del territorio de la corona inglesa, Australia; y no es que la nación oceánica fuese pequeña, todo lo contrario, solo que existía un estigma social alrededor de ella ya que en un principio se estableció como colonia penal donde llevaban a todos los criminales del reino, de allí que muchos ingleses pensaran que la isla estaba llena de criminales y bandidos. Y era más común que escoceses e irlandeses de pocos recursos se mudaran allá en busca de mejores oportunidades.

Entonces, nuestra agrupación en cuestión fue formada por gente sencilla del campo que emigró a una nación que está en el culo del mundo y a la cual nadie le daba crédito por su cultura, a pesar de que sus aborígenes son de los pioneros de la humanidad (su aporte natural de flora y fauna es mucho más reconocido y apreciado mundialmente).

Dualidad de arquetipos

AC/DC empezó a principios de los setenta como una banda de rock con influencia de blues en su sonido, aunque su estética tomaba prestado algo del glam de la época ya que usaban vestimentas estrafalarias y disfraces. Lo que nos lleva al disfraz o traje de estudiante de colegio británico por el cual es reconocido Angus Young, principal compositor y guitarrista lead del grupo. Es un traje como de terciopelo con shorts cortos y saco combinados con una gorrita, una corbata y una camisa blanca; millones de niños en escuelas de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Australia se han visto obligados a usarlo.

Yo interpreto el uso que el guitarrista Young le da como el de representar a ese niño travieso que todos llevamos dentro (tanto hombres como mujeres) y que es mal portado, rebelde y altanero, todas cualidades propias del rock, como Daniel el travieso o esos personajes de niños malosos de los paquines y caricaturas de antes que siempre se salían con la suya. Esto en contraparte a su talento como guitarrista, absolutamente indiscutible, como un Chuck Berry blanco poseído por exceso de Ritalina. La combinación de estos dos elementos es la columna vertebral de los conciertos del grupo.

Luego está Bon Scott, el cantante de la banda hasta 1980, cuando murió sorpresivamente tras una noche (y un buen par de años) de borrachera. Scott era el arquetipo del macho alfa líder de una banda de rock, el tipo que todo chico adolescente anhela ser y el hombre que toda mujer desea que la seduzca. En el escenario, respaldados por una de las secciones rítmicas más sólidas del rock, Scott y Young echaban chispas entre ellos y despertaban todo tipo de fantasías en su público cada vez más amplio e internacional, una versión aspiracionalmente más accesible para el hombre común de la interacción entre iconos como Page/Plant o Jagger/Richards.

Para muestra el video de Let There Be Rock, en el cual Scott, vestido de sacerdote y parado en el púlpito de una iglesia, con una mirada que es pura lascivia, cuanta la historia de la creación del rock & roll como si fuera el génesis bíblico, con Young vestido de monaguillo y la banda alrededor. De repente Scott se quita la túnica y se convierte en el doble rockero de Hugh Jackman en el personaje de Wolverine, un lead singer de melena alborotada, torso atlético y jeans apretados que solo quiere predicar la buena nueva del rock. Y la canción en sí, queridos amigos, me atrevo a proponer como el eslabón perdido del rock moderno, ya que podría ser una versión alternativa tanto de Judas Priest como de los Sex Pistols. Pero no, ¡es ACFUCKINGDC!

El resto de los integrantes de la banda, el hermano Malcolm Young (mi favorito), el bajista Cliff Williams y los bateristas (Phil Rudd, Simon Wright, Chris Slade) todos se visten como tipos comunes y corrientes con jeans, zapatillas y un t-shirt de color liso. Sus instrumentos son igualmente discretos (siempre usan las mismas guitarras Gibson y Gretsch y bajos Fender) con cierta esencia clásica atemporal, lo cual les permite verse igual –por lo menos desde lejos– a través de los años. En ese sentido ellos representan su propio arquetipo de “hombre sencillo del rock”, pelo largo, jeans rotos y camiseta, que usan instrumentos tradicionales en los ritmos básicos del género, solo que con una energía propia que hace ver a los Stones como en cámara lenta.

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Sencillamente encantadores: Malcolm Young, Bon Scott, Angus Young, Cliff Williams y Phil Rudd.

Y en este punto quiero establecer un paralelo importante que no sé si ustedes rockeros habían elucubrado antes. The Ramones son considerados como los padrinos originarios arquetípicos del punk, portadores de su semilla y de su esencia, tanto en la estructura simple y concepto directo de sus canciones como en su imagen minimalista de jeans rotos, camiseta y chaqueta de cuero, una versión sucia y posmodernista de la imagen del greaser cincuentero de James Dean en Un rebelde sin causa o de pinche John Travolta en Grease. Los de AC/DC no usan el jacket, quizás por el calor australiano, pero en esencia son lo mismo que los Ramones: rockeros simplistas que captaron la esencia de su música favorita y le agregaron su energía, estableciendo sin querer parámetros o guidelines para tanto para el género central como para los subgéneros musicales que ambos representan por cuenta propia. A los Ramones los inspiraron los grupos de do wop de los sesenta, mientras que AC/DC tuvo a Little Richard algunos años antes. Recordemos que el punk no es más que la energía rebelde del rock pero con una actitud más anarquista y nihilista, o sea que estos grupos cierran una brecha generacional y conceptual de dos movimientos importantes de la música contemporánea.

Escuelita del rock

AC/DC no tiene las pretensiones intelectuales y pseudo literarias de otros grandes del rock pesado, como Iron Maiden, ni la agresividad metalera de Priest u Ozzy. Sí, Angus se avienta solos de guitarra maratónicos en sus conciertos, pero siempre son más sentimiento que virtuosismo, más feeling y menos show off, aunque coño, ¡el chaparro sabe tocar!

Esto les ha permitido crear canciones que son cortas, directas, fáciles de interpretar sin ser complicadas, portadoras de ese hook o “gancho” que buscan los productores musicales para encantar a los oídos de las masas. Es decir: perfectas para aprender a tocar un instrumento o adentrarse en el mundo del rock & roll. No en vano la popular película de Jack Black, School of Rock, termina con un gran concierto en el que sus alumnos interpretan el tema de AC/DC It’s a Long Way To The Top (If You Wanna Rock ‘N’ Roll) de 1975. El impacto de ese filme fue tal que desató una nueva manera de enseñar y aprender música, creando escuelitas del mismo nombre que en menos de un año ponen al novicio más rebelde a tocar Guns & Roses o Pink Floyd ante padres orgullosos (e imagino uno que otro secretamente envidiosos).

Back in Black es un buen ejemplo de los talentos del grupo en materia de composición. Tiene pocas notas, los silencios son clave y todo recae en el ritmo y el goove al tocarla. Esa canción es tan fácil estructuralmente que, en teoría, cualquiera pudiera interpretarla, pero son pocos los que de verdad le hacen justicia en sus toques de tributos o bandas de covers.

Otro punto curioso de comparación es el balance rockero de las canciones Stairway to Heaven y Highway to Hell. La primera es la cumbre del genio de Led Zeppelin, una epopeya rockera que pasa por el pasado medieval, el romance del pop y la masculinidad del rock duro; aprendiz de guitarra que se respete tiene que saber tocarla, y por más prodigio que sea el que la interprete nunca nadie la sonará como Bonham, Jones, Page y Plant. La segunda es parte del canon de AC/DC, un blues levemente acelerado de corte minimalista, sobre todo en comparación con la épica anteriormente mencionada; Stairway es rococó es sus excesos líricos y musicales, mientras que Highway es realista en su approach (el ritmo del riff de guitarra como que reafirma la letra en la que el interprete esta contento y resignado de irse al infierno a seguir fiestando).

Si fuese instructor musical me preocuparía porque mis pupilos tratasen de lograr una mejor versión de Highway que de Stairway, ya que una conduce al desarrollo de la interacción de una banda como tal mientras, que la otra lleva al ego individualista del virtuosismo. Y filosóficamente vale a hacerse la pregunta: ¿a dónde quieres ir como persona, hacia el cielo en una escalera pretenciosa llena de penas y melancolía, o al infierno, en una carretera sin paradas en la que sabes a lo que vas y no hay engaños?

Nota: aprecio ambas canciones y a ambas bandas por igual. Aquí solo hago el caso a favor de una contra otra promoviendo valores musicales más accesibles y juguetones para todos, ya que después de todo es más divertido y fácil el tratar de ser un Angus Young que un Jimmy Page.

Problemas personales

Claro que si nos vamos al entorno personal parte de la gloria de AC/DC se convierte en drama. Primero, el superar la muerte de su vocalista y líder, algo que resulta aún más complejo si el tipo era carismático, como en el caso de Bon Scott. El destino de la banda era hacerse cada vez más grandes, y eso fue precisamente lo que lograron cuando lanzaron Back in Black con Brian Johnson como nuevo cantante en 1981. La peculiar voz de Johnson, masculina, sucia, intensa y sugestiva, siguió la línea de su predecesor y le hizo justicia al sonido de la agrupación. El sueño de Johnson se postergó durante décadas hasta hace poco, cuando fue botado del grupo debido a una potencial condición en el oído que le limitaba su presentación en vivo, algo complicado si se considera que AC/DC ha seguido grabando y saliendo de gira con shows de más de dos horas en estadios para decenas de miles de personas. Él alegó que podía seguir cantando, pero Angus Young no quería perder tiempo y lo sacó sin más. ¿Y quién podría reemplazarlo? Ni más ni menos que el que muchos consideran el mejor cantante de rock de la historia, el talentoso pero complicado Axl Rose de Guns & Roses. Esta chamba resultaba tan buena, sea por dinero o por prestigio, que Axl aceptó, incluso a poco tiempo de lograr una reunión imposible con sus antiguos colegas y de romperse una pierna en el proceso. Que si Axl dio la talla, pues eso es rebatible.

El hermano Malcolm Young, aquel que es tan sencillo que solo necesita uno de los tres pick ups de su guitarra Gretsch (¡los otros se los quitó!), tuvo que jubilarse por mostrar indicios de demencia. La edad nos llega a todos, amigos. El asunto quedó en familia, ya que un sobrino hijo de un hermano mayor lo reemplazó, hasta usando el equipo que su tío rockeó durante años. Ah, y no soy el único en pensar que él es el mejor guitarrista rítmico que ha existido. Bueno, él y George Harrison.

El baterista Phil Rudd primero se salió a mediados de los ochenta, cabreado de toda la atención y demandas del éxito pero contento con su dinero. Tuvo dos reemplazos, cada uno con su toque especial, pero ninguno como él, cuya destreza es precisamente ser una base sólida. Común y corriente, pero sólida, y eso cuenta bastante para un grupo cuya música posee una base rítmica predominante. Rudd regresó en 1994 y estuvo con la banda hasta el 2014, cuando tuvo serios problemas legales en Nueva Zelanda, país donde reside, acusado de amenazar de muerte a alguien y de estar en posesión de marihuana y metanfetaminas. ¡La policía hasta hizo una redada en su casa! El man tuvo que decir adiós a AC/DC y fue reemplazado, aunque desde su arresto domiciliario grabó un disco solista y piensa seguir activo en la escena musical. (Hablando de nuevas vidas profesionales, Brian Johnson ahora es conductor de un programa de tele de carros, una de sus pasiones aparte de la música)

AC/DC fue inducida al Rock and Roll Hall of Fame en 2003, una entrada mucho más que justificada. Han vendido más de 200 millones de discos a nivel mundial, ¡tan solo en Estados Unidos han vendido más que Madonna o Mariah Carey! Su encanto musical trasciende generaciones, y aunque la música rock o pesada haya cambiado con el tiempo, generaciones tanto viejas como nuevas, metaleras o más indie, siempre encuentran el gusto por el rock desinhibido, directo y divertido de esta banda australiana.

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Foto promocional de la banda con Brian Johnson en años recientes.

Conceptos y conclusiones

Existe otro detalle curioso que denota la consistencia temática de AC/DC. ¿Sabes cómo los cantantes románticos tienen la palabra “amor” o love en muchas o la mayoría de sus canciones? Los de esta banda favorita no se adentran en dramas personales, en problemas sociopolíticos o en pajas mentales. Sus canciones hablan del rock como tal, del sexo, de los buenos ratos, de los carros y de las pistolas; sí, suena machista en la superficie, y siendo objetivo aprecio algo de sexismo en sus canciones y videos, pero la sencillez de su apariencia los hace parecer más tranquilos y agradables en su trato a una mujer que los de Mötley Crüe, por ejemplo.

El curioso solo debe escuchar Dirty Deeds (Done Dirt Cheap), The Jack, Heat Seeker, Whole Lot of Rosie, Black Ice, The Razor’s Edge y sobre todo joyas como That’s the Way I Wanna Rock ‘N’ Roll y For Those About to Rock (We Salute You). Esta última es un himno tan digno como el We Will Rock You de Queen, canción que después de todo lo dicho queda como un ejercicio de masculinidad rockera muy a la AC/DC por parte de Freddy Mercury y compañía.

En 2010 la revista Rolling Stone realizó una encuesta a expertos de la industria musical sobre los 100 mejores artistas de todos los tiempos. AC/DC está en el número 72, pero lo que se dice sobre ellos vale oro. El que opina al respecto es Rick Rubin, considerado quizás el productor más influyente de los últimos treinta años, responsable de crear el sonido de clásicos como Beastie Boys, Run DMC, Slayer, Red Hot Chili Peppers, System of a Down y hasta Johnny Cash y Adele. Acortado y traducido, esto es lo que Rubin tiene que decir sobre ellos:

Highway to Hell es probablemente el disco de rock con el sonido más natural que he escuchado. Tiene tan pocos adornos. Nada se interpone en el camino del tira y jala entre los guitarristas Angus y Malcolm Young, el bajista Cliff Williams y el baterista Phil Rudd. Para mí, es la encarnación del rock & roll. Cuando estoy produciendo a una banda de rock trato de crear álbumes que suenen tan poderosos como Highway to Hell. Sea con The Cult o con los Red Hot Chili Peppers, yo trato de aplicar la misma fórmula básica: mantenerlo escaso. Hacer que las partes de guitarra sean más rítmicas. Suena sencillo, pero lo que AC/DC hizo es casi imposible de duplicar. Una banda grandiosa como Metallica podría tocar una canción de AC/DC nota por nota, y todavía no lograría captar la tensión y el escape que conducen a esa música. No hay nada igual. La otra cosa que distingue a AC/DC como una banda de hard rock es que puedes bailar con su música. Ellos no tocaban funk, pero todo lo que tocaban era funky. Y ese ritmo de verdad anima al público. Que quede registrado que yo digo que son la mejor banda de rock & roll de todos los tiempos. Ellos no escribieron letras emotivas. Tampoco tocaron canciones emocionales. La emoción está toda en ese groove, y ese groove es eterno”.

Amén, Sr. Rubin. Amén.

(Originalmente había titulado este texto "AC/DC, la mejor banda de rock y punto". Como los gustos son subjetivos y no me gustan los debates vía redes sociales, opté por un título más abierto que de todas maneras denotara mi intensión.