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Recuerdos revertidos

Aunque mi memoria comienza a fallar, recuerdo con gusto aquel memorable viernes 31 de diciembre de 1999. El celebrado acto de reversión del Canal de Panamá a manos nacionales fue, para un panameño como yo, un acontecimiento más importante que el cambio de siglo y la temida amenaza del Y2K. Después de que Estados Unidos manejara y administrara una zona canalera que se convirtió en un país dentro de otro, durante la mayoría del siglo XX, la idea de una soberanía absoluta era algo que todos estábamos ansiosos de sentir, de vivir. Y así fue.

A pesar de mi espíritu nacionalista, mi temor a las multitudes pesó más y vi todo el asunto por televisión con mi familia. Hubo un acto televisado en las imponentes escalinatas del edificio de la administración del canal, en el que el embajador de Estados Unidos entregó a la presidenta de turno, Mireya Moscoso, la última bandera americana en ondear sobre dicho monumento. Recordemos que en el 69 estudiantes panameños desafiaron la existente división limítrofe entre ciudad de Panamá y la llamada  ”zona del Canal”, tratando de que se izara su bandera nacional junto a la de Estados Unidos, causando un acontecimiento que hoy se recuerda como “el día de los mártires”. Cómo cambian las cosas con el tiempo…

Recuerdo que el malcontento general del momento, y con cierta justificación, era que el acto fue presidido por una presidenta del bando político opuesto al que  originalmente gestionó todo el show, en referencia al partido PRD fundado por Omar Torrijos, quien en 1977 antes firmó los tratados que articularon este histórico traspaso junto a Jimmy Carter en Washington. Moscoso, una mandataria que en retrospectiva hizo una labor eficiente mas no sobresaliente (ex esposa de Arnulfo Arias, líder político legendario de más mito que acción), no era percibida como digna por muchos panameños para semejante honor. A pesar de estos caprichos ideológicos, a mí me daba igual quién “recibiera las llaves”, como quien dice. El logro era de todos y trascendía cualquier diferencia política.  

Una nueva cultura

Ese mismo día, durante la tarde, hubo otro acontecimiento igual de trascendente: el cantante Rubén Blades, ícono de Panamá y Latinoamérica, ofreció un concierto en un espacio en la cercanía del edificio del Canal, en un área que antes fue una estación de tren y que hoy en día es el patio trasero del enorme Puerto de Panamá. Ver a este líder popular cantar sus clásicos, tan propios de la idiosincrasia panameña y latina, fue como un bálsamo que aplacó la historia y catalizó el futuro. Un dato curioso es que entre la ceremonia de entrega y el show, una sorpresiva lluvia empapó a los miles que fueron a presenciar el evento; pero sus banderas mojadas no socavaron sus espíritus y la fiesta siguió, la lluvia mezclándose con lágrimas de alegría. También estaba el reloj, un enorme cronómetro digital colocado frente al antes llamado “Administration Building”, el cual llevaba una cuenta regresiva hasta el día de la reversión y que mantuvo a todos los citadinos ansiosos hasta el final. O el principio, mejor dicho.

El concierto de Rubén Blades celebró este gran momento.

Mucho ha cambiado desde entonces. La incertidumbre internacional sobre si los pobres panameños íbamos a poder dar la talla en gestionar la vía oceánica ha sido totalmente obliterada, hecho confirmado por el mega proyecto de ampliación del Canal que inaugura este mes. Considerado aún más ambicioso que la construcción original, y un verdadero hito de la ingeniería moderna, la obra y su significado son un gran orgullo nacional.

Yo me gradué de la universidad en el 2000, y hasta ahora noto que el inicio de mi carrera profesional coincidió con el surgimiento de un Panamá nuevo. Mi trabajo como editor de revistas y comunicador ha reflejado este proceso de renovación, permitiéndome crear contenidos sobre la burbuja inmobiliaria, la evolución de Panamá como destino turístico y de negocios, la llegada de la era digital y un refrescamiento cultural que, hasta hoy, se encuentra en una constante metamorfosis de lo tradicional con lo moderno y lo extranjero.

El reconocer a la ex zona del canal como un patrimonio histórico de Panamá ha tomado tiempo, e instituciones como la Ciudad del Saber, ubicada en la antigua base militar de Clayton frente a las esclusas de Miraflores, han sido ejemplares en ver el futuro con luces largas sin enterrar el pasado. Últimamente he estado trabajando con pintores panameños, y no termina de conmoverme como ellos se inspiran en retratar, o recrear, los múltiples elementos de la cultura panameña, desde la naturaleza y la raza hasta los contendores y centros comerciales.

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Publicado en edición de julio 2016 de revista Caras Centroamérica con el título "Aquel diciembre de 1999...".

Foto de evento de reversión en 1999 publicada por el diario La Crítica.

Foto de concierto de Rubén Blades publicada por el diario Día a Día.   

Obra "Nuevos lenguajes iconográficos de la ciudad" del pintor panameño Radamés Pinzón.