Return to site

El Soda de Zeta y el Zeta post Soda

El ex integrante de Soda Stereo recientemente visitó Panamá para promocionar su libro biográfico y hablar sobre su reinvención en la industria musical.

Como fan de Soda Stereo, admito haber sentido una afinidad por su bajista, Zeta Bosio. Aunque soy baterista y Charly Alberti es una influencia en mi forma de tocar, y a pesar de que reconozco el genio y talento del muy alabado Gustavo Cerati, siempre sentí que de los tres Zeta era con el cual podía tomarme un par de cervezas y hablar de todo un poco; con los otros se asomaba una actitud más distante que personalmente pude comprobar en algún momento cuando entrevisté a Gustavo para una revista, o viendo cómo Charly se manejaba con fans y la prensa en la tele.

Zeta se proyectaba como el más “pana”, más amigable y sensato, y esta apreciación terminó siendo cierta al verle hablar y leer su libro, Yo conozco ese lugar (Planeta, 2016), el cual el bajista presentó en el Hotel W Panamá de la capital el pasado agosto. Vestido con mucho estilo como siempre (t-shirt y jeans negros, zapatillas Nike blancas, jacket de cuero negro rockero, gorra de béisbol estilo hip hop), el ahora autor presentó su trabajo literario en una especie de TED Talk de hora y media sobre la música y la vida, apoyado por imágenes ilustrativas y usando un discurso ordenado tomado de los capítulos de su libro biográfico.

broken image

Los looks de Bosio con el paso de los años. Como calvo no le ha ido nada mal.

Sonando relajado y ligeramente sorprendido, el músico comenzó su charla con ánimo y no terminó hasta el final, sin siquiera probar de la botella de agua o el trago de whiskey que le habían dejado en una mesita junto al escenario.

La familia Bosio son inmigrantes italianos de la región norteña de Prevalle que llegaron a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial. Esto hace que la primera parte del libro se sienta como una película italiana de los sesenta, en el sentido de imaginar a una familia alegre, unida, llena de fe y tradición, en la que hacer salamis y vinos mientras se cantan canciones era una situación habitual. Zeta, cuyo nombre real es Héctor Juan Pedro (o Ettore para su mamma y Torino para los amigos), sintió una afinidad por la música desde una temprana edad, y pronto se aplicó a aprender varios instrumentos.

Uno de los pasajes más memorables del libro, comentado durante su charla, fue sobre su servicio militar, donde tocó el clarín y organizó partituras, y su posterior embarcación en la Fragata Libertad, buque en el cual formó parte de una banda musical que amenizaba eventos culturales en los puertos que visitaban. Durante el viaje pudo comprar su primer bajo Fender (¡resulta que en la Argentina de la dictadura había prohibiciones para importar instrumentos!) y sentir ese espíritu de camaradería de tocar con amigos y que te paguen por ello.

broken image

Soda Stereo visitó Panamá en tres ocasiones en tres décadas distintas.

A su regreso volvió a su carrera universitaria de publicidad, la cual había interrumpido para cumplir su servicio y en la que había conocido a un tímido, pero talentoso, Gustavo Cerati. Este es un dato importante. Así como John Lennon, Keith Richards, Jimmy Page, David Bowie y Brian Ferry estudiaron artes, formación que les dio la noción de crear música a nivel conceptual y presentarla con una estética determinada y refinada, Bosio y Cerati estudiaron publicidad, una licenciatura nueva para la nación sudamericana a principios de los 80, y es precisamente en este círculo universitario lleno de creatividad –influido por el diseño y el cine tanto como por la música– que la maquinaria creativa que eventualmente fue Soda Stereo comenzó a tomar forma.

En el W Panamá, Zeta alternaba imágenes de referencia (cintas de grabación, casetes, fotos de la banda) en un discurso inspirado y honesto. La charla se había promovido con el tema de “cómo reinventarse en la industria de la música”, y la presencia del libro fue como una especie de extra para los que desconocían de su publicación. Resulta que la editorial editó la autobiografía para publicarla y distribuirla en Argentina y México, razón por la cual no había estado disponible antes en las librerías locales y solo estuvo a la venta en el evento a unos cuarenta dólares, pagados ciegamente como un fan que sabe aprovechar una oportunidad aunque le duela el bolsillo.

Se conoce algo sobre Charly Alberti, quién después de Soda se dedicó a promocionar computadoras Apple en Argentina, fundó otras empresas de tecnología y hoy es un Embajador de Buena Voluntad para la ONU. De Cerati se conoce de más, con eso de que tuvo una carrera como solista muy exitosa hasta el día en que ya no pudo seguir adelante. Zeta mantuvo un perfil activo, primero como productor musical, luego como representante de una disquera, presentador de televisión y dj de música electrónica.

broken image

El meet & greet fue emotivo tanto para el artista como para sus fans.

Todas sus empresas, empezando por Soda, le dieron tantos problemas como éxitos a Zeta. Una de las revelaciones más profundas de Yo conozco ese lugares la manera como su amistad y dinámica profesional con Cerati cambió conforme la banda, y él como principal compositor y cantante, fueron alcanzando nuevos niveles de creatividad. Peleas por derechos de autor y distanciamientos personales, a veces motivados por caprichos, son una tensión dentro del libro, y son aplacadas en la historia según cada integrante fue logrando una madurez individual. Otro elemento duro de la trama es el accidente el hijo de Zeta, algo que desconocía por completo a pesar de saber que Benito Cerati, el primogénito del cantante, había nacido con problemas cardíacos y casi se muere; la tragedia de Bosio es fatal y logra ser tolerada, gracias en parte a la llegada de otros hijos con su primera esposa y luego en su segundo matrimonio años después.

broken image

No todo fue fiesta durante el apogeo de Soda en los ochenta.

A propósito, durante la breve sesión de preguntas y respuestas apenas terminó su charla, no faltó el fanático que le preguntara a Zeta sobre una posible reunión de Soda Stereo con Benito como cantante; la fijación del público con el hermoso y también talentoso hijo del difunto músico argentino es entendible pero raya en el fetiche –en mi opinión– y la respuesta amable de Zeta fue un “no” al que le sumó que preferiría tocar con la banda de su propio hijo mayor, y también dejar que el otro Cerati vuele con alas propias.

Un comentario contundente que hizo Zeta y que me llegó en lo personal fue que, para muchos, Soda Stereo representó la capacidad del talento latinoamericano ante el constante dominio anglosajón en la cultura popular y musical. En el libro Zeta señala como influencias sónicas de Soda a otras bandas favoritas mías, como The Cure, U2, The Smiths, My Bloody Valentine y Lush, y lo que uno como fanático siempre pensaba mientras escuchaba discos como Doble Vida o Sueño Stereo, además de notar la influencia de estos artistas en un riff de guitarra, una línea de bajo o un sonido de batería, era: “si estos británicos escucharan a Soda se quedarían con la boca abierta”.

broken image

Aquí captaron cuando le pregunté a Zeta sobre su bajo Fender Jazz Bass del 78 que aún conserva.

Otra cosa que afirmó Zeta Bosio, y que resultó conmovedora, es que de vez en cuando sí se junta con Charly Alberti para jammear y tocar alguna canción de Soda, invocando a su ex líder vía programaciones digitales pregrabadas. El bajista dijo esto como si fuese una necesidad instintiva que requiere saciar de vez en cuando para estar en paz, actitud entendible si se piensa que su legado está ligado a haber hecho música durante más de veinte años con otras dos personas que cambiaron esta industria en su país y la región.

Fotos cortesía de Radio Metrópolis por @ki_ke_gar_cia.