Marixa Lasso investigó y analizó una sección de la historia panameña hasta ahora inédita.
No es secreto que el acervo panameño, tanto a nivel cultural como educativo, podría beneficiarse con una presencia mayor de publicaciones que documenten la historia del istmo. Con esto digo que sí hay libros, revistas, monografías y estudios disponibles para el lector interesado, solamente que estas referencias son pocas o no tan difundidas, y que algunas son tan viejas que ya están desactualizadas; obras más contemporáneas existen, pero como dependen de la promoción que le hagan sus respectivas editoriales y autores, mientras que el estado y los medios reciben estos esfuerzos con entusiasmo limitado, sus contenidos quedan segmentados a un público lector selecto que no es masivo, como debería.
Uno piensa, por supuesto, en todos los libros del maestro Alfredo Castillero Calvo; en publicaciones que han hecho ONG’s como la Fundación Ciudad del Saber y el Programa de las Naciones Unidas; en libros temáticos de colección estilo coffee table books que algunas entidades estatales (Presidencia de la República, Instituto Nacional de Cultura) a veces logran ejecutar siempre y cuando la idea está bien presentada, sea ad hoc a los intereses del momento y exista el presupuesto; en libros de autores independientes que han incorporado temas históricos a sus obras (Andrés Villa, Juan David Morgan). La invasión de 1989, afortunadamente, ha logrado acumular una buena cantidad de obras de todo tipo (novelas, cuentos, ensayos, esculturas, pinturas), y esto es bueno, pero pensemos –proporcionalmente– en cómo los estadunidenses han exorcizado su fantasma de la guerra de Vietnam en docenas de piezas, para el beneficio de la historia y del público, por supuesto.
Todo esto, sí, da a entender que el contenido sobre Panamá está ahí. Sin embargo, me atrevo a apostar que no todas las bibliotecas, tanto privadas como públicas, al igual que las principales instituciones educativas del territorio nacional, posean cada una de estas y otras obras como bien deberían. Y esto es una consideración a considerar…
Uno piensa también en un libro que leí recientemente. Se llama 100 Mitos de la historia de México, del autor Francisco Martín Moreno. Él es periodista y escritor, y se describe a sí mismo como un investigador, mas no como un historiador. Dicho eso, su veintena de publicaciones posee un trasfondo histórico que, ya sea en versión novelada o en formato de reportaje o ensayo, recogen, analizan y contextualizan datos históricos que muchas veces no coinciden con lo que se enseña en la escuela. Así sucede en 100 Mitos de la historia de México, donde toma un “grandes éxitos” de los principales datos históricos de este país, abarcando su época colonial y su vida política moderna, y uno a uno, en pocas páginas y con algo de ironía cuando bien cabe, desmiente muchas cosas que el mexicano promedio da por sentado. En las primeras líneas adelanta que se va contradecir con sus profesores de la secundaria y de la universidad, y que su intención es aportar una visión más clara y objetiva sobre los hechos.
Esto a manera de introducción para comentar Erased – The Untold Story of the Panama Canal, de Marixa Lasso. Ella es historiadora y enseña en la Universidad Nacional de Colombia, y en su carrera ha sido profesora asociada de otras universidades, además de haber recibido varias becas de fundaciones internacionales para profundizar sus trabajos de investigación. El año pasado fue curadora de la exhibición “Las Preguntas de Don Justo: Nación, región y república en el siglo XIX”, una muestra expuesta en el Museo del Canal Interoceánico durante 2018 que, celebrando el bicentenario de este prócer, buscaba proyectar sus ideas e ideales, algo que demostró una filosofía profunda ante el deseo de una definición clara de la identidad de Panamá y los panameños.
Lasso en la presentación de Erased junto a Paolo Vignolo y Harry Brown del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales.
En 2019 Lasso, quien reside en Colombia, regresó a Panamá para presentar este libro, el cual fue editado por la Harvard University Press y que recoge casi una década de trabajo. En él la historiadora, con un toque personal que nunca abruma la objetividad de los hechos investigados y documentados, nos echa un cuento que todos pensábamos era diferente. Durante la presentación formal del libro, llevada a cabo en el Teatro Gladys Vidal de la Alcaldía capitalina, su colega Paolo Vignolo lo describió usando el adjetivo “peligroso” varias veces.
Resulta que la historia real de cómo surgió la zona del canal de Panamá es muy diferente a lo que se nos ha dicho o entendemos. A través de documentos encontrados en archivos estadounidenses y de los vecinos colombianos, Lasso detalla cómo Estados Unidos, siguiendo ideas propias de la época como el concepto de la “civilización occidental” y el fervor por el saneamiento público, se aprovechó de una situación con buena intención –construir el canal que Francia no pudo– y terminó cometiendo un gran abuso sobre la naciente República Panameña, com robarle puertos, eliminar poblados e imponerle una narrativa. El istmo estaba puesto entonces en una posición en la que poco podía hacer al respecto y que, a pesar de todo, luchó por revindicar en su momento.
Lo que se nos ha dicho es que el territorio que hoy ocupa el Lago Gatún, en la cuenca del Canal de Panamá, era una selva despoblada e indómita, salvo algunos pequeños poblados alrededor del Chagres y otros ríos aledaños que eventualmente fueron inundados. Se nos ha dicho que a pesar de nuestra historia colonial se concentraba en San Felipe o Portobelo, cuando en realidad había otros asentamientos alrededor del Camino de Cruces que incluso antes de la construcción del ferrocarril en 1850, ya contaban con una vida activa y una comunidad emprendedora.
La autora entonces nos presenta la (triste) historia de cómo la república perdió su control sobre los puertos de Panamá y Colón; de cómo poblados como Gorgona, Chagres, Emperador, Limón y otros fueron, literalmente, borrados del mapa, sus históricos habitantes desplazados con la mínima cortesía; de cómo los abogados del estado panameño enfrentaron a Washington con poco éxito; de cómo y cuándo sucedieron esas famosas inundaciones para establecer la cuenca, cambiando una porción relevante de nuestra geografía en beneficio del mundo y a la vez dejando algunas cicatrices sociales, humanas e históricas que ni siquiera sabíamos que teníamos.
Esta foto de Calle Quinta del poblado de Gorgona sirve de portada.
Aunque no es para nada un libro pesimista lo que cuenta es duro de aceptar, aunque quizás no tanto de entender si se sabe la manera de pensar de finales del siglo XIX y principios del XX. Este libro es peligroso, efectivamente, en el sentido que contradice lo que se nos enseñó en la escuela, lo que dicen los libros y los profesores del siglo pasado, y en lo que queremos vender como nuestra identidad real. Existen traumas tanto como razones de orgullo en lo que dice sobre la conceptualización y posterior desarrollo de la zona del canal, y son ambas cosas las que Lasso presenta para que como lectores y como panameños entendamos mejor los hechos que sucedieron y el patrimonio histórico que compartimos.
Leyéndolo ya imaginaba guiones de cine o de teatro, alguna que otra novela histórica, porque el libro muestra personajes llenos de carácter, al igual que dramas épicos de el pequeño contra el grande, el pasado contra el futuro y el bien contra el mal. Como Lasso es de las primeras en Panamá, Estados Unidos o Colombia en investigar este tema con una perspectiva actual y profesional, su obra será el único referente hasta que se le vayan sumando otras similares.
Erased – The Untold Story of the Panama Canal está a la venta en la Librería de Panamá Viejo. Se está trabajando en una edición en español aún sin publicar.