Comentario sobre dos películas de superhéroes que revindican la posición de la mujer en el esquema social moderno, tanto de fantasía como de la vida real.
Resulta que por pura casualidad me encontré a mí mismo viendo en una misma semana Thor: Ragnarok y Wonder Woman. La primera la vi en el cine con muchas expectativas que, afortunadamente, fueron satisfechas. La segunda la vi en mi computadora tras muchos meses de evasión y desdén, solo para quedar sorprendido y contento. Más allá de su calidad de producción, dirección y actuación, lo que apeló a mi particular gusto de estos dos filmes fue su potente, claro y bienvenido mensaje pro-mujer.
Me explico.
La villana y la valkiria
Esta es la premisa de Thor: Ragnarok: ante la eventual muerte de su padre, Odín, Thor y su medio hermano Loki tienen que combatir a Hela, su hermana mayor que es más fuerte, despiadada y ambiciosa que ellos dos juntos. Su padre la encarceló/enclaustró cósmicamente para prevenir su dominio total del universo, él prefiriendo un justo medio conservador de nueve reinos bajo su mando. Al ella escapar y regresar al reino de Asgard, del cual obtiene su fortaleza, procede a oprimir a todo el que se opone o no reconoce su poder, incluidos los guerreros del reino, sus dos súper príncipes y sus respectivos súper amigos.
Deliciosamente interpretada por la magnífica Cate Blanchett, su Hela es desinhibida, sensual y con sentido del humor. Casi siempre tiene una media sonrisa en su rostro, y cuando se enoja su mueca es más de placer que de dolor o de remordimiento, como en el caso de el también poderoso Hulk. Blanchett ya ha interpretado a otras villanas anteriormente, a una rusa insípida en Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, a una perversa sureña de la CIA en Hanna y a la arquetípica madrastra malvada en Cinderella. Su talento luce más en unas que otras de estas interpretaciones, pero en el caso de Thor se percibe algo diferente: ella sabe que es un rol exagerado y lo afronta sin pena, saboreando su poder (puede materializar y lanzar objetos punzocortantes negros de todos los tamaños) y mostrándose muy cómoda en su leotardo de cuero negro con líneas verde fosforescente al luchar contra sus enemigos. “Soy la diosa de la muerte”, les dice.
Blanchett como Hela en todo su oscuro esplendor.
Blanchett es considerada una de las mejores actrices vivas y de su generación. Ha ganado un Oscar, ha dirigido una compañía de teatro en su natal Australia y uno percibe su decisión de actuar en un blockbuster de Marvel Studios no como algo que uno hace sólo por dinero. Se ve que le gusta y que lo disfruta, algo que Scarlett Johansson, la Black Widow de los Avengers, aún no ha logrado transmitirme tras varias películas. Los fanáticos de las historias de fantasía quizás recuerden a Blanchett en su papel de Galadriel, la virginal reina de los elfos en la trilogía de Lord of the Rings. En ese rol, que podría ser el polo opuesto al de Hela tanto en lo estético (blanco vs negro) como en lo conceptual (bien vs mal), la actriz proyecta pureza y poder, aunque demuestra una pena pecaminosa al dejar ver que ella en algún momento también deseó el anillo de poder. Hela no siente pena por su poder casi divino y arrasará con cualquiera que se ponga en su camino. You go, girl!
Como si esto no fuera suficiente poder femenino para una película – la cual ya cuenta con un “dios del trueno” y un científico radioactivo mega musculoso– en Thor: Ragnarok también destaca Valkyrie, una valquiria relegada que tras sufrir la peor derrota de su vida decide dedicarse al alcohol y a capturar guerreros (usualmente masculinos) por dinero. En su primera escena se cae borracha de una plataforma, pero al segundo logra capturar y doblegar al rubio Thor, quien ahora se siente menos poderoso después de que su hermanita le deshizo su imparable martillo Mjölnir con una sola mano.
Tessa Thompson como Valkyrie, six pack en mano.
Cuando Thor y Loki se enteran por separado de que esta mercenaria es en realidad una valquiria de su tierra, su reacción es una de controlada sorpresa y asombro, casi de respeto. Y en el momento en el que la guerrera baja la guardia (¡y la botella!) y expresa sus sentimientos, nos enteramos de que el ejército de valquirias al que pertenecía fue destruido brutalmente por no más que la malosa Hela, en una batalla celestial de mujeres en la cual el director tuvo la decencia de no usar La cabalgata de las valquirias de Wagner para no pecar de redundante o de cursi.
El punto es que en la tercera parte de la saga cinematográfica de Thor, una película que no se toma muy serio a sí misma en favor de la diversión tanto de los actores como del público, las mujeres representan el poder a vencer y el aliado a tener.
La amazona amigable
Aunque ligeramente impresionante en su momento, la presentación del personaje de Wonder Woman (Mujer Maravilla) en Batman v Superman no me conmovió demasiado. Más recuerdo la musiquita de tambores que ponían cada vez que ella aparecía en escena, interpretada por la casi novata actriz Gal Gadot.
Gadot es una súper fémina de la vida real: israelí de nacimiento, hizo un servicio militar de dos años (¡!) en las Fuerzas de Defensa de Israel, y antes de eso fue Miss Israel para Miss Universo. Al terminar en el ejército fue modelo y luego estudió derecho. Está casada y tiene dos hijos. Todo lo que Natalie Portman (otra actriz judía de familia israelí y cabello castaño con educación universitaria) tiene de intelectual y sensible, Gadot lo tiene de fuerte y accesible (¡aunque ambas comparten una lotería genética envidiable!).
Gal Gadot saca su espada solo cuando es necesario.
La película Wonder Woman cuenta la historia de Diana, una niña hija de la reina de las amazonas que vive en la isla ficticia de Themyscira rodeada de mujeres guerreras, intelectuales y políticas. Otra actriz de consumado talento y respetado carácter, Robin Wright, interpreta a Antíope, tía de Diana y principal guerrera amazona consciente de la eminente amenaza de Ares, el dios de la guerra. Cuando el peligro del mundo exterior, expresado en marinos y pilotos masculinos inmersos en la Primera Guerra Mundial, llega a las costas de su isla, ya Diana siendo una adolescente consciente de su poder casi divino y deseosa de combatir el mal en defensa de la humanidad, la “mujer maravilla” nace y comienza su camino, evadiendo la sobreprotección de su madre.
Robin Wright como Antíope a punto mostrarle a un soldado su fuerza amazona.
El personaje masculino de Steve Trevor, un astuto espía estadounidense al servicio de Inglaterra interpretado por Chris Pine, ocupa un rol totalmente secundario. Aquí la mujer es la poderosa, ya que inicialmente lo salva de ahogarse y luego le demuestra que solo ella (ningún ejército) puede contra el verdadero villano, primero encarnado en un nazi y luego en un dios mitológico. Trevor no presenta mayor machismo en entender su inferioridad ante Diana, y además de ayudarla se deja ayudar y le confiesa su amor… inevitablemente. Vale destacar el villano secundario y femenino de Doctor Poison, o Isabel Maru, una química que busca crear un súper gas mostaza para reducir a los aliados a una pasta; este personaje tiene una trascendencia menor en la trama, pero se aprecia el hecho de mostrar a una mujer mala en un rol usualmente reservado para hombres, ese del “científico loco”.
En el “mundo real” Diana se queja de la ropa poco práctica y evita el cliché masculino de usar armas, prefiriendo unos brazaletes que repelen balas y un lazo destructor que al amarrar a alguien hace que la persona diga la verdad. Verla escalar una torre con sus manos y destruir un edificio con su cuerpo es casi orgásmico, en el sentido de demostrar súper poderes antes reservados para un hombre en una mujer joven de buenas intenciones. El contraste de su inocencia ante el sexo opuesto la hace más conmovedora aún, ya que ella siente el deseo, no está consciente de su propia belleza y pone a el amor en un segundo plano después de su misión de salvar a la humanidad de la guerra.
Balance de género
Thor: Ragnarok fue dirigida por Taika Waititi, un neozelandés también conocido por su comedia y su arte multidisciplinario. Los kiwis son característicos por su humor y su modestia, por eso la gran película de súper héroes que ha creado Waititi está llena de color, personajes curiosos y una sensibilidad casi femenina. Wonder Woman fue dirigida por Patty Jenkins, escritora y directora estadounidense que también dirigió Monster, la película que le valió el Oscar a Charlize Theron; recordemos que en esa cinta la también actriz y modelo interpretó a una mujer real, nada agraciada, que era lesbiana, prostituta y que termina siendo ejecutada por matar a seis clientes para mantenerse a ella y a su amante.
A estas alturas del siglo XXI, con un "agarra coños" como presidente de Estados Unidos, una ola de revelaciones y acusaciones en contra de hombres poderosos en la industria cinematográfica que abusaron de muchas formas de mujeres que querían avanzar en su carrera como actrices, y con una necesidad social de por fin igualar el rol de la mujer con el del hombre a nivel profesional y moral, estas dos películas representan una patada en los huevos al machismo perenne que poco a poco ha de ir quedando en el pasado.
Como al final del día son películas que apelan a niños y niñas (y porque los cambios trascendentales son paulatinos), en ambas cintas la homosexualidad de los personajes es mostrada discretamente en escenas de cortas. En Thor es Valkyrie vengando la muerte de una guerrera que mira con tristeza, mientras que en Wonder Woman es otra amazona lamentando a gritos la muerte en batalla de Antíope; estos detalles son algo que los adultos observadores pudieron captar, y quizás, sólo quizás, en un futuro no muy lejano podremos ver más películas con protagonistas gay en el cine, el teatro, la televisión y la literatura (ok, este género tiene cierta ventaja en este aspecto), aunque solo sea por el bien de la representatividad.
En un consenso poco común, ambas películas aquí comentadas han sido apreciadas por críticos y fanáticos con igual halago. Para DC Entertainment, Wonder Woman los salvó de las fallas de Batman v Superman, con dos héroes acartonados interpretados por actores faltos de motivación. Para Marvel Studios, el memo fue de el bajar la intensidad heroica y subir el humor humano (¡gracias Guardians of the Galaxy!), creando la mejor de la serie Thor con la sensibilidad de un héroe menor como Ant Man (¡gracias Paul Rudd!).
Como hombre heterosexual estaría mintiendo si digo que el ver a estas súper mujeres “pateando culos”, como dicen los gringos, no me fue placentero. Pero como persona consciente de mi época ese gusto resulta secundario en favor de resaltar la presencia, fortaleza y sensatez de las mujeres, ante las cuales los hombres en su afán de guerra, poder y estatus quedamos como meros cavernícolas.