Para un editor de revistas de “estilo de vida”, como lo he sido en el pasado, el asistir a exposiciones de arte es parte del trabajo. Tal vez habíamos entrevistado al artista expuesto y queremos mostrar apoyo, o quizás nos interesaba hacer un reportaje sobre su arte, o es probable que solo asistimos para hacerle cobertura y poner las fotos en nuestra sección de eventos. El punto es que en esta parte de la faena me acostumbré a ver al arte y a los artistas de una manera más objetiva y profesional, enriqueciendo el amor por la pintura, la fotografía, la escultura o la instalación que ya tenía por cuenta propia. Algunos artistas hasta se convirtieron en amigos y colaboradores, permitiéndome ser parte del proceso de sus creaciones desarrollando contenidos para la promoción de sus obras.
Esto implica que tengo una apreciación tanto profesional como personal de las exposiciones de arte en general, y con certeza les digo que la escena en Panamá es activa, variada, rica e interesante. En la ciudad hay casi una docena de galerías que prácticamente todos los meses tienen algo en sus salas, resaltando trabajos de artistas nacionales tanto como internacionales, cubriendo todos los estilos y tendencias según la particular línea de la galería (unas son más convencionales, otras más vanguardistas). En el interior, de igual forma, existen escuelas de bellas artes y grupos regionales que también organizan muestras de artistas del área, muchos de ellos promoviendo estilos y tradiciones tanto folklóricas como contemporáneas.
Las aperturas de estas exposiciones son eventos públicos divertidos y gratuitos que hacen interesante las actividades de la semana. Siempre hay vino, algunas veces boquitas, y los amantes del arte se dan cita para ver lo nuevo, conversar y hacer lo que hoy en día le dicen networking. Son tan concurridas estas aperturas que a veces se hace imposible apreciar bien los trabajos presentados, y el verdadero fan del arte suele ir otro día para ver con calma y en silencio las obras.
Personajes modelos
¿Y quiénes asisten a estos eventos? La respuesta es fácil: todo el mundo. Algunos pensarán que las inauguraciones de exposiciones están repletas de artistas snobs, o de conocedores que profundizan sobre “conceptos” y “técnicas”; la actitud personal varía según el carácter de cada quien, por supuesto, pero es más común ver a artistas abiertos a compartir sus procesos e ideas con los interesados, u observar a gente común y corriente apreciando detalles que les impactan de cada trabajo. A veces hay niños y ancianos, y en otras ocasiones los parientes del artista se hacen presentes y dan un toque de familia al asunto.
Los “clientes frecuentes”, irónicamente, no incluyen a muchos artistas. Algunos de ellos van a las exposiciones de la galería que los representa y no a las de otras, mientras que otro grupo, sea por recelo, diferencias creativas o desidia, ni se inmuta en asistir a algo que no lleve su nombre en la marquesina. Bien por ellos. Existen creyentes que van a lo que haya, como yo, por curiosidad y apetito de conocer algo nuevo de alguien ya establecido o emergente. También se puede apreciar, en esta flora y fauna socio cultural, a ciertos personajes que son entre rebeldes subversivos, raros crónicos o artistas frustrados, los cuales acaparan conversaciones o crean tensiones innecesarias con sus opiniones extrañas o irreverentes. Entiendo que estos dos últimos adjetivos son propios de una persona que hace arte, pero los que conocen este ambiente saben a lo que me refiero sobre estos personajes que, en realidad, suelen ser tan particulares como aquellos que aparecen en las fotos o pinturas colgadas en la pared.
La cháchara que se genera en las exposiciones gira en torno al arte y a lo que sea, política o familia por ejemplo, porque al final estos eventos abiertos con bebida gratis se nutren de personas disímiles unidas por el interés en la expresión artística. El arte estará allí para mayor aprecio, análisis o estudio durante el mes o las semanas que dure la muestra, y nadie le quita lo bailado a los que fueron a la apertura, tomaron, charlaron y se fueron a casa contentos.
El arte es de todos, amigos lectores, y trasciende clases sociales, credos, edades y razas. El hecho de que la mayoría de las exposiciones, independientemente del arte, el artista o la galería se llenen a capacidad demuestra un claro aprecio e interés por parte del público en cualquier ejercicio cultural en Panamá.