Un vistazo a la oferta de videos adultos heterosexuales de ahora presenta un revoltijo irónico. Pero entendible.
El psicólogo austriaco Sigmund Freud estaría muy contento con ciertos elementos de la pornografía de hoy, ya que son una manifestación de una de sus teorías más conocidas. Pero más allá de esta presunción, lo que sí es cierto es que la mayoría de los psicólogos y terapeutas especializados opinan que la pornografía puede ser una herramienta para la buena salud sexual del individuo o de la pareja. Tomen esto como un disclaimer introductorio.
Todos hemos escuchado en algún momento sobre el “complejo de Edipo” una etapa en el desarrollo sexual normal de cada persona –según la teoría freudiana– en la que se desarrolla una atracción hacia el padre del sexo opuesto y un odio hacia el que posee el propio: si eres niño, entonces deseas poseer a tu madre y eliminar a tu padre. El “complejo de Electra”, o la versión análoga, la propuso Carl Jung en contraparte a la teoría de su maestro.
Antes de implicar que el incesto no es un tabú o que está permitido, lo que estas teorías explican es la manera como el humano saludable pasa por diferentes etapas en su desarrollo emocional para entender la manera correcta, o la manera más adecuada para él o ella, de conducir una vida sentimental saludable. Los egipcios y algunos monarcas europeos de siglos pasados se encargaron de demostrar que el incesto, mas que amoral, es contraproducente porque conlleva a problemas genéticos que truncan la evolución.
Esto como referencia para tratar de entender algunas de las tendencias más populares actualmente de la pornografía contemporánea, temáticas que antes eran una mera curiosidad tanto en lo artístico como en lo popular, pero que ahora son la norma.
Cambios e incesto
Al abrir cualquiera de los cientos de sitios de pornografía gratuita que existen hoy en día, rebosantes con miles de videos producidos alrededor del mundo con diversos estándares de producción, inevitablemente se llega a un video de “incest porn”. ¿Porno de incesto, tú dices? Sí. Al momento esta es la tendencia más popular de la pornografía, en la cual actores interpretando padres e hijos cogen a diestra y siniestra para el entretenimiento de terceros. ¿Por qué, se preguntarán? “Por qué no” responderían los pornógrafos, que en más de 100 años han filmado de todo.
Durante las últimas décadas del siglo XX los videos de zoofilia eran, quizás, lo más tabú de todo: ver a un caballo con una mujer era la línea entre lo convencional y lo extremo. Esos eran los videos más “prohibidos” o netamente perversos (los videos “snuff” de pedofilia y otras parafilias eran cuestión del mercado negro, la dark web de antes). Aunque desde los albores del cine se filmó pornografía, su era dorada fue en los años setenta y ochenta, y fue precisamente en 1980 cuando se lanzó Taboo, con clásica Kay Parker, que el tema fue abordado. Su éxito fue tal que se creó una serie de películas con el mismo nombre, en las cuales padres e hijos, o actores de edades aparentemente dispares, se encontraban en la situación de tener/querer sexo entre ellos.
A finales de los ochenta el tema ya había pasado. La tendencia entonces fue la de emular películas de Hollywood con situaciones de sexo, o la creación de grandes producciones –ahora en video y no en cine– con actores altamente definidos en su apariencia: bronceados, lampiños, musculosos, con implantes y peinados exagerados en su proporción. Esta industria de nicho poseía la misma dinámica que la de los estudios grandes, empleando a equipos de producción desde maquillistas hasta ingenieros de sonido, solo que con presupuestos mucho menores.
Pero si el video mató a las filmaciones en cine durante los ochentas, en los dosmiles el internet y las cámaras digitales pusieron a la industria de cabeza. Los videos “amateurs”, filmados por x o y en sus casas, cobraron relevancia, mientras que las productoras y los actores de renombre tuvieron que encontrar nuevas maneras de crear y ganarse la vida.
¿Pero entonces cómo regresa el tema tabú de la original Taboo a las pantallas de computadoras y celulares alrededor del mundo? Yo pienso que el punto de partida fueron las “M.I.L.F.”, acrónimo en inglés para “Mom I’d Like to Fuck”, otra referencia cinematográfica. La original American Pie, lanzada en 1999, era sobre el despertar sexual adolescente, nada nuevo bajo el sol; en ella uno de los personajes, Stifler, tiene una mamá soltera y voluptuosa que seduce a uno de los inocentes del reparto; esto a su vez tampoco es nuevo si conoces The Graduate, de 1967, con Dustin Hoffman y Anne Bancroft, en la que la Señora Robinson, la proto-milf, seduce a otro joven. Antes de Stifler’s Mom, una Mrs. Robinson era sinónimo de milf.
A diez años de la creación de los films de American Pie, y a cuarenta de El Graduado, la nueva industria digital porno tomó nota y comenzaron las escenas con “mujeres mayores” y hombres más jóvenes. Uso las comillas porque las edades de las actrices siempre han sido algo secreto, para no decir relativo, sin embargo sí era notable el uso de mujeres de más de treinta, cuarenta o incluso cincuenta años, sobre todo si eran actrices del pasado tratando de mantenerse vigentes en el negocio, como el caso de Nina Hartley.
Porno o no, el cine siempre ha sido inclemente con la belleza femenina: eres óptima mientras eres joven y en pocos años ya no eres tan atractiva. Aunque nunca han faltado las películas porno con mujeres jóvenes, incluso con pinta de adolescentes, la tendencia de entonces se inclinó hacia mujeres voluptuosas, léase curvilíneas y más naturales, en vez de mujeres delgadas más jóvenes y de medidas más tradicionales y estrictas. Esto como muestra física de su madurez.
Así, de pronto, comenzaron a aparecer en producciones actrices con pinta de cuarentonas o cincuentonas, o de veintitantos que aparentaban más, con actores un poco más jóvenes. De allí a hacer el salto en el guion de “Mamá divorciada seduce a amigo de hijo en la sala” a “Mamá divorciada seduce a su hijo en hotel durante viaje” es casi un tecnicismo.
Y esta es la tendencia predominante de hoy. Son escenas tras escenas de “mamás” seduciendo a sus “hijos”, debido a la falta de atención de sus esposos, o solo por mera cercanía. Cuando el elemento de “madrastra” e “hijastro” entró en la historia, como que el tabú se alivió un poco, aunque la idea principal se mantenía.
Los hombres mayores seduciendo a mujeres más jóvenes, que era lo tradicional en las pornos originales en realidad, sigue en pie con “padrastros” seduciendo a “hijastras”, algo muy común en Latinoamérica, donde las tasas de divorcio, de violaciones y de embarazos no planeados son mucho más altas de lo que deberían, considerando el grado de educación y nivel de comunicación de hoy en comparación con hace 30 o 40 años. Esos abusos suelen ser cometidos por parientes cercanos, de sangre o no.
Debe ser muy incómodo ser un hombre adolescente en la actualidad. Suponiendo que tus papás se divorciaron, y que tu mamá es una profesional independiente que cuida tanto su trabajo como su apariencia, el saber que tienes a una madre guapa con necesidades como las tuyas, y luego meterte a un site y tratar de masturbarte con una escena parecida a la que vives a diario en tu casa, ha requerir de ciertas maromas mentales dignas de un circo psicológico, dirigido por Dr. Freud.
Poder mandingo
El clima político del mundo se está volviendo a polarizar, y la raza sigue siendo uno de sus catalizadores. Aunque sin duda los derechos humanos y la igualdad han avanzado, permitiendo que más personas sean libres y que estén protegidas por la sociedad, el racismo sigue siendo un problema, un problema de las personas blancas conservadoras y poco educadas principalmente. Es más sutil en Latinoamérica, pero muy claro en Europa y Estados Unidos, donde los migrantes africanos o los afrodescendientes de los esclavos siguen siendo considerados ciudadanos de segunda.
Nada de esto es un problema en el universo de la pornografía. De hecho, si tuviera que señalar una segunda tendencia de extrema popularidad al momento, es la del sexo interracial, y léase como un hombre negro de pene grande con una mujer blanca.
El concepto de “mandingo” es un estereotipo racial peyorativo, inventado por los dueños de esclavos estadounidenses, para promover la idea de que las personas de raza negra eran poco civilizadas y más cercanas a los animales. Un mandingo era un negro excitable con un pene enorme. Parte de la trama de la obra literaria panameña Gamboa Road Gang se basa en esta premisa, de lo supuestamente inapropiado de la relación sexual interracial.
Siempre hubo actores y actrices de etnia negra en las películas pornográficas, tanto de América como de Europa. Eran como un tipo de curiosidad y variedad estética para la cámara. Pero en los últimos 20 años, los actores negros han subido su perfil gracias a una industria que los aprecia más. El brillo de la piel negra bien iluminada es hipnotizante en cualquier pantalla, logrando un efecto estético muy diferente al de una persona caucásica, oriental o mestiza, por más bien proporcionada o fotografiada que esté.
Si a esto le sumas la noción general de que “los negros la tienen más grande”, pues el éxito está garantizado. Se han hecho estudios pero nada canónico, y el resultado es que aunque todos los hombres suelen tener un tamaño promedio, el tamaño promedio de los negros tiende a ser un poco mayor, sobre todo en estado flácido. Uno de los secretos mejor guardados de la industria de la pornografía es que un pene adulto con poco vello público luce ligeramente más grande ante la cámara, sea del color que sea. Por eso ahora el actor promedio está casi totalmente depilado.
El punto es que ahora las actrices blancas del porno, y pues también todas las demás, aman a los penes negros grandes sobre todos los demás, adorándolos oral, anal y vaginalmente con gusto. Están los videos amateurs de parejas reales o fingidas en las que el hombre es negro y la mujer es blanca, y que tienen relaciones en escenarios o situaciones convencionales; pero también hay las producciones más elevadas donde esta diferencia es potenciada, como en la serie de películas Blacked, surgida en 2014 y continuada hasta hoy, en las que las mujeres son blancas y petit y los hombres son musculosos, altos y fornidos.
Temáticas de guiones un poco más picantes también existen. Están las del “engañado”, un hombre blanco cuya esposa blanca le es infiel con un negro cuyo pene es más generoso que el suyo; o las de mujeres policías blancas seduciendo a sus custodios negros de pandillas y demás. En vez de sumar algo de justicia social, ya que el negro es el que está cogiendo a la blanca, estas tramas solo refuerzan el estereotipo racial del negro criminal.
Como espectador masculino de raza mixta, o de cualquier color, durante la fantasía manifestada de la pornografía en video el pene negro grande lo único que hace es dar una sensación de grandeza y poderío: mientras más grande mejor se ha de sentir para el poseedor del falo, y la diferencia de color en las pieles de las parejas es solo un aliciente estético. Recordemos que no todos pasan por este mundo teniendo la oportunidad de haber tenido relaciones con alguien de una raza completamente distinta a la suya.
Pesos pesados
Si esta tarde vas a una tienda de ropa interior de Victoria’s Secret te encontrarás con una sorpresa: las mujeres en los pósters tienen caderas o muslos gruesos, en vez de solo ser las modelos altas y delgadas de siempre. Esto para demostrar los grandes avances en la manera cómo la sociedad mira y acepta la belleza femenina, cuyos cánones siempre cambian según la época.
Al momento, y como nunca antes, está bien ser una mujer fuera del 30/60/90 de las misses, con la opción también de lucir con orgullo cualquier condición como el vitíligo, o algo natural como los vellos en las axilas. A pesar de la constante popularidad de las cirugías plásticas y tratamientos estéticos, con su botox e inyecciones de colágeno, y sus implantes de senos y nalgas, la mujer normal, con senos imparejos, cabello sin procesar y peso fluctuante, hoy ya no es ignorada en el ojo público de la publicidad y el cine. Gracias a campañas de marcas como Dove o películas como Precious, parece que hemos aceptado la realidad de que solo ciertas mujeres tienen el estilo estético de concurso, y las que lo tienen es porque les importa ser así.
Dicho esto, las mujeres obesas, gordas o naturales son otra tendencia de la pornografía contemporánea. Las suelen categorizar como “BBW”, acrónimo de “big, beautiful women”. El encanto ahí también es estético, ya que siempre aparecen con parejas de un peso menor que el suyo (dos figuras circulares no tienen mucho dinamismo en cámara), pero con un elemento psicológico también medio tabú porque 1-no todos los hombres las prefieren grandes, y 2-muchos hombres tal vez fantasean con estar con alguien así de diferente a lo que su entorno le dice que es normal.
Y este factor aplica a cualquier categoría, al contar con videos pornográficos de mujeres BBW interraciales, maduras o adolescentes. Para aquellos que aprecian a las mujeres con dimensiones dignas de un Botero, esto es una bendición, mientras que para el resto queda como una curiosidad.
Pero si se es mujer (no hay videos de BBMen en el porno heterosexual) puede representar un tipo de espejo positivo y señal de representación, como diciendo “¡Qué bien ver en pantalla a mujeres como yo, liberadas en su sexualidad sin pena por sus medidas!”, o “Me alegro que esta industria sea más inclusiva y que no reafirme solo un tipo de belleza”.
Por supuesto que existen otras tendencias populares en la pornografía contemporánea. Uno podría proyectar a futuro una mayor afluencia de porno animado en 3D, en el cual la inteligencia artificial también tiene cierta representación, o de escenas tipo Cosplay, que de hecho combina el también popular Animé japonés con lo real.
La ola del incesto en el porno ha de pasar, ya que es una fantasía limitada que una vez saciada, como se ha hecho, no tiene más a dónde ir. O una razón más profunda de ser. Lo interracial y las BBW es algo más convencional, y lo ideal sería que precisamente se resalte su carácter natural en vez de lo caricaturesco, como hasta ahora.
Nada de esto ha de ser noticia para muchos de ustedes, hombres y mujeres de edad adulta con necesidades fisiológicas y plan de data. Un verdadero tabú que estoy rompiendo aquí es escribir de un tema de interés general que los medios tradicionales no tocan, por alguna razón.
La pornografía que se ve es algo privado, y por consiguiente poco conversado, aún en confianza. Decir, o por lo menos reconocer, que te gustan los negros o las gordas o las mamás puede ser mucho para algunos. Sin embargo, siempre es bueno saber el porqué de las cosas, de dónde vienen y a dónde irán, en esta cultura cambiante.